DEPORTISTAS QUE INSPIRAN: Manu Ginóbili

Manu Ginóbili, el hombre que reescribió la historia del básquetbol argentino. Si bien su aporte al básquetbol, tanto argentino como en el marco de la NBA, es gigante, una de las cualidades que siempre se ha destacado de Manu es su calidad como persona.

El 29 de septiembre se cumplen 23 años del debut profesional de Manu Ginóbili en la Liga Nacional de Argentina. El joven de 18 años encestó sus primeros 9 de tantos puntos de su carrera en ese partido. Su equipo, Andino de La Rioja, cayó esa noche ante Peñarol de Mar del Plata por 104-81. En su primer año terminó como el novato del año de la liga argentina. Después de brillar ese año, volvió a su ciudad, Bahía Blanca, para jugar en Estudiantes. Allí fue elegido como el jugador con mejor progreso de la Liga, y ya se empezaba a hablar de él con un futuro en la selección. Fueron tres años de Manu en el máximo torneo de Argentina.

En 1997, con 20 años cumplidos, Ginóbili se embarcaba en una aventura rumbo a Italia. El equipo que confió en él fue el Reggio Calabria de la segunda división. En su primer año, lograron el ascenso a la máxima categoría. En su segundo año, se afianzo en la primera división y fue elegido como All-Star. En el Draft de 1999, Manu se presentó y fue seleccionado por los San Antonio Spurs, con la elección 57. Muchos lo consideran el robo más grande de la historia de la NBA. Ginóbili decidió permanecer en Italia, aterrizando en el Kínder Bolonia. Fue la explosión definitiva de Manu. En dos años en el Bolonia, fue ambas veces All-Star, ganó la liga italiana en el 2001 siendo MVP, y las copas italianas del 2001 y 2002. Fuera de Italia, lograron la Euroliga del 2001 donde fue el MVP de las finales.

Llegado el 2001, Manu y la selección argentina ganaron el Sudamericano en condición de locales y accedieron al Mundial del 2002. Ese torneo es el principio de la historia dorada del bahiense en la selección. En el mundial de Indianápolis los argentinos hicieron historia, ya que fueron los primeros en vencer a un equipo de Estados Unidos conformado íntegramente por jugadores NBA y sacudieron al mundo. No sería la última vez que lo harían. Terminaron segundos en el torneo, luego de perder de forma polémica la final contra Yugoslavia. Manu terminaría en el quinteto ideal del torneo. Finalizado el torneo en Indianápolis, Manu llegó a la NBA. Junto al francés Tony Parker y Tim Duncan comenzarían a escribir historia. El primer año de Manu fue de menor a mayor. Comenzó lesionado, pero se fue adaptando, ganando el Rookie del mes en marzo del 2003 y siendo elegido en el segundo mejor equipo de novatos. El final de la temporada seria soñado. Los Spurs llegaron a la final, vencieron a los Nets de Jason Kidd y conquistaban su segundo campeonato, el primero de Manu y de un jugador argentino en la NBA. La leyenda comenzaba.

Para colmo, en el 2004 Manu entró definitivamente en la historia grande del deporte argentino, y de las hazañas olímpicas. Todo arrancó cuando en la primera jornada Argentina jugó contra Serbia y Montenegro, una parte de la antigua Yugoslavia, victimario argentino dos años atrás. El partido fue parejo, pero el final, con la conversión de Ginóbili “de palomita” en el último segundo, es aun uno de los momentos más icónicos de la historia del básquet olímpico. Pasaron la fase de grupos con comodidad. En cuartos se cargaron a la local Grecia. Pero la historia tenía mucho más para dar. En semifinales, Argentina volvió a dar la nota, y vencía con claridad al conjunto estadounidense, igual que dos años atrás. Se aseguraban la medalla, y relegaban a Estados Unidos al partido por el tercer puesto. Desde que los jugadores NBA están habilitados para disputar los Juegos Olímpicos, solo en 2004 no volvieron a Norteamérica con la medalla dorada. Porque ella fue para Argentina. Que en la final venció cómodamente a Italia, con un Ginóbili MVP del torneo. El bahiense entraba al Olimpo del deporte argentino, y Argentina volvía a ganar una medalla de oro en cualquier disciplina luego de 52 años (el mismo día que también la ganó el fútbol).

El resto de la historia sigue siendo brillante. Los éxitos siguieron llegando. Mientras Steve Nash ganaba sus MVP, Manu se consolidó como una estrella en la NBA a partir de su segundo año. En el 2005 hizo su primera aparición en el All-Star de la NBA, y lograría su segundo título, venciendo en la final a los Detroit Pistons. Muchos especialistas consideran que mereció ser el MVP de la final. En el 2006 no pudieron alcanzar la final en el Mundial ya que fueron eliminados en una semifinal recordada aun hoy por España, que terminó ganando el campeonato. En los Spurs se sumó su compatriota Fabricio Oberto, pero quedaron afuera en semifinales de conferencia, y no pudieron defender el título. Sin embargo, en el 2007 volvieron a las finales de la NBA y despacharon por 4-0 a los Cleveland Cavaliers de LeBron James. Era el tercer anillo de Manu, el único que compartió con otro argentino.

Agregó en su palmarés una medalla de bronce en Pekín 2008, donde fue el abanderado de la delegación argentina, y posicionó a la “albiceleste” como la numero 1 del ranking mundial. En 2008 fue elegido en el tercer mejor equipo de la NBA, lo que repitió en 2011. En el 2009 fue All-Star por segunda y última vez, una cifra que no siempre reflejó las prestaciones de Manu a los Spurs. Es así que revolucionó la NBA a partir del nuevo rol de Sexto Hombre. Fue elegido el mejor en ese apartado del año en 2008, y quizás junto a Jamal Crawford, los mejores sextos hombres de la historia de la NBA.

Pero la historia de Ginóbili no termina ahí. No todas fueron buenas. Todavía siente bronca cuando en las finales de la NBA del 2013 contra los Miami Heat de LeBron, Wade y Bosh, en el último segundo del juego 6 Ray Allen convirtió un triple imposible en la cara de Manu, alargando la serie que finalmente terminaron perdiendo. Los Spurs propusieron vengar esa derrota, y cuando San Antonio y los de Florida se encontraron en la instancia decisiva una temporada después, el resultado fue totalmente distinto. Fue una clínica de básquet, una de las demostraciones de juego de pases más espectaculares que se recuerdan. Vencieron por 4-1 la serie, incluido un espectacular mate de Manu sobre Bosh, consiguiendo su cuarto anillo.

En 2016, volvió a la selección para jugar los Olímpicos por cuarta vez. En esta ocasión para reencontrarse con los sobrevivientes de Atenas, Scola, Nocioni y el renacido Delfino. Quedará para el recuerdo el épico partido contra Brasil. Hicieron una gran primera fase, pero esta vez si Estados Unidos fue mucho para el combinado argentino en cuartos de final.

Con 40 años, Manu enfrentó su decimosexto año consecutivo en los Spurs, donde lleva más de mil partidos jugados y es el jugador en actividad con más anillos ganados junto a Parker. Además es el único jugador junto a Bill Bradley en ganar Oro olímpico, campeonato NBA y Euroliga. Pudo ser su última campaña del “20” como profesional. Con Manu nunca se sabe. Mientras tanto, una frase de Mike Krzyzewski tras la derrota argentina en los últimos Juegos Olímpicos representa a Manu mejor que nada:

«Un jugador del Salón de la Fama y un competidor del Salón de la Fama. Es un competidor tan feroz como ningún otro que me haya enfrentado en mi carrera como entrenador internacional. Nadie puede representar a su país mejor que Manu Ginóbili. Fue un honor competir contra él. Todo nuestro grupo tiene el máximo respeto hacia él».

Si bien su aporte al básquetbol, tanto argentino como en el marco de la NBA, es gigante, una de las cualidades que siempre se ha destacado de Manu es su calidad como persona. Su entrenador, compañeros de equipo y de profesión, periodistas y los propios hinchas coinciden en este punto. No es raro ver antes o después de cada partido a Manu gastando 20 minutos de su vida en tomarse fotos con los aficionados, firmando autógrafos o dando entrevistas a los medios presentes. Además, jugadores estrellas como Stephen Curry, Kevin Durant o Lebron James, pasando por entrenadores como Steve Kerr y Gregg Popovich, han demostrado su admiración por Manu, expresando su alegría al compartir pista con él y pidiéndole, con cierto toque de cariño, que juegue una temporada más en la NBA.

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